La batería de Héctor es como un yunque insomne que da martillazos en el cerebro, hasta que se te empiezan a derramar las neuronas pidiendo auxilio.
Hemos convertido el estudio de grabación en nuestro hábitat, con cerveza, patatas fritas, galletas de chocolate, lumis, champán, un elefante gritando por el pasillo y una máquina del tiempo que hemos fabricado con un extraño aparato que sospechamos que era una antigua maquinita de videojuegos. Y es que lo precario siempre mola, claro que sí.
El estudio es enorme, lástima que no lo vayáis a ver nunca, malditos humanos, a no ser que colguemos alguna foto, cosa que no me apetece, por lo menos de momento, aunque luego… quién sabe… mejor no.
Y nada, el parte de hoy es que hemos terminado las baterías, así que lo próximo será el bajo. Ya estamos preparando psicológicamente a Peska para cuando conozca a Doña Protuliana. Esperamos que se lleven bien.
La palabra mágica de hoy es “editable”, que sirve para designar cualquier cosa que se cree que tiene arreglo.
“qué tal me ha salido” “editable”; “oye que esta grieta de la pared no me mola nada” “editable”;“se aproxima por el cielo en dirección a nosotros una A mayúscula roja que lanza bombas nucleares y fuego por la boca y dice que quiere violar a tu madre”… “editable”.
Al margen de todo ello, o a causa de todo ello, la cosa va viento en popa.
Porque empieza el proceso preparatorio para la grabación del disco inexistencial que, para los profanos, consiste en:
1- Montaje del instrumento (en este caso la batería)
2- Afinación del instrumento
3- Encendido y puesta a punto del aparataje: previos, monitorización, Pro-Tools (Don Protuliano, que a partir de ahora se llamara Doña Protuliana pues, según Pablo Vega, es mujer, dada su afinidad a los cambios de opinión), etc.
4- Elección de microfonía, previos y demás cacharros
5- Configuración de la sesión, que incluye, entre otras muchas cosas, traspaso de claquetas y midis, para que el batakas en este caso, se aclare de por dónde vamos y de lo que está tocando y demás
6- No me llega (frase recurrida que significa que no llega la señal de audio, es decir, que algo no funciona)
7- Espera que acabo el midi (frase recurrida también en relación a Doña Protuliana)
8- Vale, mientras voy haciendo un change
9- No me llega
10- Espera, mira a ver ahora
11- Espera tú, que estoy con el midi
12- Me aburro
13- Cállate un rato anda
14- ¿Llega ahora?
15- No
16- ¿Ahora?
17- No
18- Me aburro
19- Calla
20- Espera, que hago un change
21- Etc.
Héctor y yo hemos empezado a poner en práctica nuestra teoría de que el equilibrio emocional reside en los pies izquierdo y derecho de forma que el hemisferio derecho del cerebro controla el pie izquierdo y el hemisferio cerebral izquierdo controla el pie derecho, porque si no, los dos hemisferios controlarían el mismo pie y no podríamos jugar al fútbol. Esta concepción de equilibrio se puede comprobar fácilmente colocando sendos calcetines de distinto color en cada uno de los pies, y deriva ineludiblemente en el universo hiperrealista metafísico, que es una forma de creación artística que combina a la perfección las teorías freudianas y lacanianas, el arte pop, la pintura de Antonio López, una palangana disfrazada de soldado raso y la cara de Terminador cuando se le peta el Windows justo cuando está a punto de aniquilar a su enemigo.
De entre los muchos adjetivos de los que es capaz Pablo, hemos descubierto que el bombo de la batería de Héctor es “cebollón”, cosa que nos ha tranquilizado muchísimo, y que el estilo de música de nuestro grupo, en consonancia con el hiperrealismo metafísico anteriormente expuesto, es el “kinki-punki”, definición que detallaré exhaustivamente en capítulos posteriores.