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martes, 22 de septiembre de 2009

ÍDOLOS DE LA SEMANA: Desmond Morris


“La vida es una visita muy corta a una tienda de juguetes entre el nacimiento y la muerte”


“En condiciones naturales, el animal salvaje no se mutila a sí mismo, no ataca a su prole, no tiene úlcera de estómago, no es fetichista, no padece obesidad ni estrés


“Si hay algo que te haga daño es mejor que seas mujer”


“lamentablemente no veo a los hombres como ángeles caídos, sino como monos victoriosos”



Sí, amigos, se trata del colega de los monos, el señor Desmond Morris, que revolucionó el concepto de lo que hoy denominamos personas, allá por la década de los 60.

Y, como no podía ser de otra manera, además de feminista, filósofo, zoólogo, antropólogo, etólogo, psicólogo y todas las palabras del mundo que acaban en –ólogo, es un reputado pintor surrealista, al igual que sus amigos los chimpancés pintores.

En fin, que desde que la ciencia y el arte se hicieron amigos no hay dios que pare quieto.


Os recomiendo todos sus libros.

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA LENGUA QUE SE COMIÓ EL GATO III



A raíz de una conversación con una amiga, me quede unos minutos callado, y luego me pregunté a mí mismo:

¿Qué pasa con los grupos españoles que cantan en inglés?

¿Por qué razón prefieren una lengua bárbara antes que nuestra fascinante y estimada lengua patria?


Luego estuve navegando por Internet y encontré opiniones para todos los gustos.

Y luego, como seguía callado, pues seguí pensando, y pensé: “pues como tengo un blog voy a decir la mía”.


Empecemos por el principio. Hace muchos, muchos años, un señor (que era yanqui) fusionó una serie de músicas y creó el rocanrol* (*rock and roll). Evidentemente, el rocanrol se cantaba en inglés. Luego el rocanrol se diseminó sembrando de hijos bastardos todos los rincones del planeta.

Y ahora los hijos se rebelan contra su progenitor amenazando con amputarle sus preciados testículos y licuarlos en una olla con babas, heces, orines y gasolina sin plomo de 98.


He escuchado canciones hermosas en castellano, en inglés, en euskera, en alemán, en francés, en italiano, en japonés y hasta en llionés, y no creo que el idioma sea un impedimento para crear canciones que molan.

Por otra parte cada lengua tiene sus intríngulis y sus peculiaridades que pueden ser aprovechadas para una u otra finalidad dependiendo del resultado que se quiera conseguir.


Hay estilos que casan o parecen casar perfectamente con un idioma determinado (en realidad no estoy nada convencido de esto), como puede ser el rocanrol con el inglés o el flamenco con el castellano, y a nadie se le ocurriría hacer una rumba en inglés, o jevimetal* (*heavy metal) en español. (¿no? ...).


A veces se traducen canciones (entre idiomas con desemejanzas notables) y, generalmente, el resultado no suele ser bueno, porque la gramática, la sintaxis, etc. son distintas, y resulta muy complicado mantener el sentido global de una obra de arte cambiando tan radicalmente de instrumentos de trabajo. Sobre todo suele ser muy cutre traducir palabra por palabra toda la canción (por obviar o desconocer giros gramaticales, sintácticos, perífrasis, frases hechas, etc.). (Nótese que me estoy mordiendo la lengua para no poner ejemplos).

Según este mismo razonamiento (y lo siento), también suele ser pobre escribir en una lengua de la que se desconocen esos mismos giros gramaticales y demás familia.



En general se da por todo el mundo una constante y abrumadora coincidencia, y es que la gente que habla francés curiosamente suele saber francés, y la gente que habla swagiri curiosamente suele saber swagiri. Y otra coincidencia aún más inquietante: la gente que habla en inglés suele escribir en inglés, cantar en inglés, bromear en inglés, chatear en inglés, y a veces, incluso, pensar en inglés, y la gente que habla en polaco suele escribir en polaco, cantar en polaco, bromear en polaco, chatear en polaco y, si se da el caso, pensar en polaco.

A veces se da, también, por todo el mundo, el caso de gente que habla dos idiomas, o tres, o incluso muchos. En algunos casos con una de esas lenguas como materna (que suele ser, si coincide, la lengua en la que se piensa).

Evidentemente, cada uno es libre de hacer lo que quiera, como si a mi me da por recitar a Chespir* (*Shakespeare) en ruso, pero no es éste el problema. El problema es que si creas un producto no puedes imponer gustos y obligar a la gente a que lo compre, porque a eso se le llama engañar. Entonces, si coincide que a una persona le encantan las letras en inglés, es bastante poco probable que compre discos en inglés de Alpedrete (sobre todo cuando son versiones, ¡madre mía!) por mucho que lo pongas todo el día en la tele (los unos) o patalees mentando a la archiconocida zoqueteria española (que haberla, hayla) (los otros).

Lamentablemente, creo que dominar suficientemente una lengua como para crear un producto con ella va mucho mas allá de chapurrearla para preguntar por una calle.



Bueno, dicho lo cual, vamos al intríngulis de la cuestión:


Alrededor de una canción se sitúan aproximadamente dos tipos de seres o personas: el o los que la hacen, el o los que la escuchan, y el o los que la interpretan.


Para el que la escucha, las preocupaciones son las siguientes:

Melodías, armonías, ritmos, letras, interpretación, calidad sonora, video clip (si lo hubiere).


Para el que la crea, las preocupaciones son, además de todas las anteriores, las siguientes:

Gramática, morfología, sintaxis, ortografía (si la hubiere en el librillo del CD)


Para el que la interpreta sólo existe una preocupación:

La maldita pronunciación


Pero en realidad, como siempre, todo es mucho más sencillo.

Si vives o has vivido en Inglaterra, en EEUU, en Australia, o demás, si tus padres te han hablado en inglés desde pequeño, si has estudiado filología inglesa, si te has visto todos los capítulos de Padre de Familia en inglés, si has escuchado al Príncipe Gitano… escribe en inglés.

pero SI NO SABES INGLÉS NO ESCRIBAS EN INGLÉS. COPÓN!!! Porque suena como una redacción de colegio.


Saludos y me perdonen, es sólo una opinión.

EL CICLO DEL DINERO II

“Hay demasiados que levantan el puño izquierdo y meten el derecho en tu bolsillo” Quique González



Creo que estoy entrando en una fase que me resulta familiar cuando escucho a mis abuelos o a mis padres. Es la fase del desencanto político.


Que sí, que hay crisis, ya lo sabemos todos.

No quiero entrar en el viejo debate de que si a los gobiernos de izquierda hay que exigirles mayor austeridad por defender determinadas ideas y patatín.

Pero, leches, cuando se dice una cosa y se hace otra no tiene otro nombre que hipocresía, eso es de EGB.


Es esa maldita costumbre medievalesca de tratar a la gente como ovejas, que si fuera por eso ninguno de nosotros tendríamos derecho a votar (además, en un país como España lo que dice el pueblo va a misa, de toda la puta vida, que se lo pregunten a Alfonso XIII), y me jode especialmente cuando lo hace la clase política, invitándote a pensar lo que a ellos les de la gana o, si no cuela, pues a no pensar. Muerto el perro se acabó la rabia.


Entonces, por muy repeinado que salga cristiano en la tele seguiré pensando que es un niñato que no se entera de nada, y por mucho que adulen al floren y a su amigo miguelito seguiré pensando que son unos hijos de perra, y por mucho que me roben para cuidar mi salud y bienestar seguiré fumando porque me sale de los cojones, y seguiré conduciendo para ir al trabajo mientras tenga trabajo, hasta que me vea obligado a vender el coche para comprar gasolina, a pesar de que a este paso me acabarán queriendo multar hasta por el color de mis calcetines, y por mucho que me insistan seguirá sin darme la gana de pagarle el coche al del pollo frito, y por mucho que Zapatero arroje billetes (más bien pagarés) sobre el cielo de Madrid desde su jet presidencial seguiré pensando que hay crisis.


Porque no soy una oveja y pienso lo que me sale de los huevos.